sábado, 20 de julio de 2013

Heridas del alma

Cuando encontramos a esa persona que nos hace sonreír, que cambia tus días nubosos por los más soleados, que a pesar de los problemas sabes que harías todo para que no se aleje de ti; la vida cambia por completo y la seguridad que puede llegar a experimentar tu alma es incomparable. Pero cuando pierdes a esa persona sin ninguna razón aparente el dolor que experimenta el espíritu es tan profundo y prolongado que no te crees capaz de recuperarte.

El dolor que se experimenta con la pérdida no viene solo, está acompañado de la más sombría y fría de las soledades, lo cual hace mucho más difícil la recuperación y sientes que nunca saldrás del profundo agujero en el que estás metido. La película de la vida se ve a blanco y negro, muchas de las cosas pierden el sentido, se desgarra el alma y sientes que que te falta algo que no logras identificar.

A pesar de esto sigues con la vida y poco a poco crees que cicatriza la herida del alma, pero realmente no sana bien. En lugar de cerrarse, dicha herida se llena de odio, rencor, frialdad y desprecio, los cuales contaminan el alma y se propaga como un virus en tu sistema, lo que hace que seas una persona más dura y hermética con las cosas de la vida.

Muchos creen que las heridas sanan así y que cuando te endureces es cuando superaste el dolor, pero no es así. Esto es lo que hace que vivas una vida amargada e infeliz, que alejes a los que realmente te quieren y que tu personalidad cambie tanto que ni tu mismo logras reconocerte con el paso del tiempo.

Si no logras olvidar y sacar de ti todo aquello que te hace daño, nunca te liberaras de la pena que cargas en tus hombros, pero he de advertir que este camino no es fácil, es largo y puede llegar a ser tormentoso...


jueves, 11 de abril de 2013

Breakin the mold, rising again..

La vida, cosa complicada. Es curioso que cuando menos esperas que la vida juegue contigo, encuentras todas las trabas que puedas imaginar, además de las que no imaginas y lo que creías que estaba perfecto cae al fondo del abismo más profundo de tu mente, dejándote como un ser inanimado lleno de desesperanza.

Esos momentos de frustración y descontrol mental en los que extrañas los buenos tiempos y llegan locas ideas a tu mente; ideas que no llevan nada positivo, ciertamente; pero ideas en todo caso, que seguirán como están, siendo ideas, muy malas ideas.

Esos momentos de frustración y descontrol mental pasan automáticamente a ser tiempos muertos, nos llevan a perder el tiempo, nos dejan sentados en una banca, viendo como las personas pasan, escuchando de lo que los demás hablan, con la mente en blanco, saturados de la gente, saturados de la vida.

Es en este punto, en el que la mente grita "YA NO MÁS", en el que la aguja que apunta en el reloj de la vida, marca la hora del cambio, hora de romper el molde; hora de cambiar de esquema, de estilo, de actuar, de vivir.

Este nuevo ser se revela con el fin de sobrevivir otro tiempo más entre la ignorancia, las modas, el dinero, lo simple, lo copiado, lo básico, lo banal. Llega la hora de levantar la cabeza y ver el mundo desde otra perspectiva, sin importar si ese nuevo ser es diferente al de la mayoría. Es hora de dejar a la ignorancia hacer ruido y demostrar que la opinión se respeta pero la posición se defiende.

Si estas en ese punto de quiebre es hora del cambio y el ascenso. Cambia tu vida sin cambiar quien eres, demuestra que los ideales no mueren, muestra otra cara para ver otra perspectiva, olvida el caos y aporta al cambio de lo banal de la vida. Asciende desde las profundidades y rescata el valor y el poder. Y nunca olvides, la noche es la mejor consejera, mientras miras la luna llena.